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Columna de Opinión - Noviembre 2001 - J.L. Coraggio

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    Columna de Opinión del Profesor José Luis Coraggio
    Rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento

    21/11/01

    ELEGIR UNA CARRERA HOY

    Para analizar la vocación de los jóvenes de hoy es fundamental tener en cuenta el contexto. La sociedad argentina da señales desalentadoras a los jóvenes: "si pueden irse, háganlo; estudien para conseguir algún trabajo o para poder irse; el país no puede ofrecerles escuelas, institutos y universidades bien dotadas, con becas y con docentes estimulados y estimulantes, por lo que sin duda, que ustedes estudien no es una prioridad."

    Por el contrario, es por este  contexto que tenemos que alentar y valorar la renovada decisión de estudiar de tantos millones de jóvenes, y hacer que el estudio se conecte con sus deseos más profundos, que se confirme que no es un mero medio para conseguir algún trabajo. Debemos reforzar su decisión y permitirles consolidar su vocación a quienes la tienen, que son muchos, y desarrollarla a quienes sólo estudian como necesidad para alguna vez conseguir un trabajo.

    Estas dificultades coyunturales se perciben en la tendencia que prepondera en la elección de carreras. No es fácil sacar conclusiones de tendencias como la composición de las inscripciones. Francamente se sabe muy poco sobre los aspectos subjetivos de esas decisiones. La desindustrialización y la pérdida de expectativas de una carrera laboral en funciones técnicas pueden explicar la pérdida de peso de las carreras "duras". La búsqueda de sentido para este mundo y el peso creciente de los servicios pueden explicar el aumento de las carreras de humanidades, ciencias sociales y las artes.

    Mi opinión, a la hora de elegir una carrera en este contexto, es que el joven se incline por lo que le gusta más y lo haga con la mayor seriedad posible, exigiéndose al máximo. Que, si puede, antes que pensar en el título final y asociarlo con un salario o una aparente seguridad de conseguir trabajo, piense en desarrollar sus capacidades básicas; que mientras pueda evite especializarse demasiado y busque placer en el estudio. Que pregunte y exija explicación a sus docentes sobre las promesas que hacen y las decisiones que toman para formarlo. De hecho, hace mucho que una alta proporción de graduados no trabaja estrictamente en lo que eligieron como profesión, y lo que se va a valorar es su ductilidad para encarar problemas nuevos, comunicarse, organizar e innovar, aprender de la propia práctica, ser creativos, todo lo que se puede aprender en muchos campos.

    Es cierto que hoy, la dificultad que se presenta a la hora de optar por una carrera es mayor que en otros tiempos. Por un lado,  la incertidumbre sobre el futuro de cada carrera, y por la complejidad para elegir por vocación o afinidad, dada la predominancia de la preocupación sobre los problemas del empleo y la sobrevivencia. Por otro, porque los campos disciplinarios y profesionales están cambiando vertiginosamente, y la respuesta del sistema educativo mercantilizado es a veces inventar nuevas carreras combinando contenidos, inventar títulos como quien bautiza un auto con un nombre vendedor. Se ha multiplicado el número de opciones aparentes. Es entonces comprensible la dificultad para decidir. En la Universidad de General Sarmiento hemos diseñado un sistema que consta de un primer ciclo (que puede cursarse en varias menciones: Humanas, Sociales, Administración, Sociales o Exactas) de dos años y medio, seguido de un segundo ciclo de dos años (Profesorados en Matemáticas, Física, Filosofía, Historia o Economía) o dos y medio (Licenciaturas en Ecología Urbana, Política Social, Comunicación, Educación, Administración Pública, Urbanismo, Economía Industrial o Ingeniería Industrial). Lo interesante es que los alumnos que entran por una mención, cuando han completado su primer ciclo, pueden optar por dos o más segundos ciclos, con lo que tuvieron tiempo para definir mejor su vocación sin tener que definirla desde el inicio. Tenemos además un servicio de apoyo vocacional al que pueden acudir en grupos o individualmente.

    Creo, por último, que la elección de una carrera no debe ser vista sólo como una cuestión individual. Un país que obliga a sus jóvenes a enfrentar el dilema "la salida laboral o la realización personal" como una opción de hierro debe ser cambiado. Si los trabajos son una violación del derecho a la realización de las personas, algo muy profundo anda mal. En cualquier caso, como sugería antes, creo que la realización personal no es un camino alternativo, sino una condición para ser un buen profesional o un buen artista.


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